Por una parte hablamos de un mecanismo muy infantil, que en los pequeños puede tener una justificación evolutiva hasta un punto pero que, mantenido en el tiempo, denota mucha inmadurez. Los pequeños pequeños, cuando se les pilla en falta, tienden a culpar a otro, al de al lado, “ha sido él”, pues aceptar la culpa de algo que se ha hecho requiere mucha madurez y ser capaz de tolerar las consecuencias. Es un estilo de afrontamiento de la vida generalmente, apoyado en una incapacidad para asumir responsabilidades, comprometerse y también implicarse, probablemente por miedo a tener que asumir las consecuencias de los propios actos. Hay personas que siempre y en todo momento \’echan balones fuera\’ y que, pase lo que pase,jamás tienen la culpa de nada.
Es que madurar, ir alén de las conmuevas para tratar de entender de dónde viene el error y de qué manera solventarlo o mejorarlo para la próxima vez. En el momento en que busque a un culpable la próxima vez, piense rápidamente en pasar la página para dejar que las malas intenciones lleguen sin solucionar, y busque resoluciones en lugar de responsables. Esto te dejará lograr novedosas metas y dejar atrás esas emociones negativas. Esta clase de personas tienen la posibilidad de culpar a quien lo acepta. Nunca aceptes hacerte cargo de las secuelas de los actos de otra persona. En el final cada uno de ellos es dueño de sus palabras y de sus actos.
Las Causas Para Culpar A El Resto
A mi me echaban siempre la culpa por todo unas supuestas amigas, mhicieron opinar que no valia nada, gracias a dios que me separe de ellas.
Ese estancamiento termina influyendo en las conmuevas y distorsiona la percepción de la verdad. Finalmente solo acaba nutriendo una posición obsesa y dañina. Culpar a alguien puede romper emocionalmente a esa persona, en tanto que si se estima que es culpable va a hacer todo por procurar reparar ese supuesto daño. Culpar a los demás es algo arriesgado, tanto para quien culpabiliza para la persona se desea culpabilizar. Como prueba, en el momento en que nos chocamos con un objeto en una habitación, nos preguntamos qué demonios está haciendo allí. Entonces criticamos de forma directa a la persona que podría ponerlo aquí o de manera directa al objeto en cuestión.
¿eres De Aquellas Personas Que Precisa Culpar A El Resto? Descubre Por Qué
Siempre evitan condenar sus actos cuando conllevan secuelas negativas y culpan a los demás como responsables. Realmente, ¿piensan que ellos siempre y en todo momento hacen las cosas bien y jamás se confunden o no quieren asumir sus fallos? “Ponen al culpable siempre y en todo momento fuera y se piensan siempre y en todo momento inocentes, sin predominación en los hechos”, sigue. Según el psicólogo Rafael San Román, echarle la culpa a el resto es un mecanismo muy infantil.
Si cometemos algún error o fallo es nuestra responsabilidad, y debemos intentar evitar las secuelas de nuestros actos. Debemos aceptar lo ocurrido, estudiar de esto, y seguir adelante. Como es natural, hay instantes en que es verdad que la culpa la tuvo otro y no tú, por el hecho de que alguien ha hecho algo que no debía. Pero, echar siempre y en todo momento la culpa a el resto, cuando no siempre es de los demás, aparte de no permitirnos ver nuestros errores, nos hace perder el sentido de la obligación, la obligación de tener las riendas y ser los causantes de nuestra vida. Pero es que además, echar la culpa a los otros, no soluciona los inconvenientes que nos hayan surgido, sólo es una manera de no asumirlos y no hacernos causantes de ellos. No puedes estudiar sin equivocarte, en tanto que para las matemáticas, francés, tienes que entrenar y practicar para progresar.
Debemos recordar siempre que lo que no funciona nunca lo desechamos, mientras que repetiremos aquello que da resultado. Tú no eres una de ellas, claro, pero sabes que hay personas que se dedican a echar la culpa a los demás de todo lo que ocurre, una y otra vez, tal y como si ellas siempre fuesen víctimas de lo que sucede. De a poco, el reconocimiento de esos fallos nos llevará a a encararnos a ellos y superarlos. Tal vez hasta tengamos la suerte de que se “contagie” la idea y todas las personas que nos cubren aprendan a no echar la culpa a los demás, a decir “me equivoqué”, algo tan difícil de hallar en estos días, pero tan necesario.
Asimismo hay que preguntarse en qué instante aprendió a llevar a cabo eso, para qué exactamente le ha estado sirviendo todo este tiempo y por qué razón precisa continuar haciéndolo, si es que queremos tener una visión mucho más completa de este patrón de conducta. Hay una creencia extendida en la que aparentemente en el momento en que nos confundimos pensamos que valemos menos. El hecho de errar nos transporta a pensar que si hemos hecho algo mal es por el hecho de que no somos lo suficientemente buenos y vemos peligrar nuestra identidad y autoconcepto. Para no asumir nuestro error, echamos la culpa a los demás o a las circunstancias.
Pero, la idea no es admitir tu compromiso en lo que ha pasado y estar el resto de tu vida dándote latigazos por este motivo. La idea es, admitir qué has hecho mal, aceptar que fue tu responsabilidad, pedir perdón si es requisito, por el hecho de que eso te convierte en una persona con empatía, y más que nada, aprender de ese error, para la próxima vez. Sin embargo, aceptar nuestros errores y nuestras responsabilidades, en el momento en que de todos modos son nuestras, nos ayudaría a estudiar de esos fallos. A prosperar como personas, y como no, a tener las bridas de nuestra vida. Para sobrepasar estas diferentes tácticas conscientes o inconscientes, debemos admitir su vulnerabilidad.
Es una forma infantil de eludir tanto la responsabilidad, como el sentimiento de culpa. Quien actúa de este modo se esconde de sí mismo y pierde la oportunidad de estudiar de las equivocaciones, robustecerse y medrar. La estrategia de culpar a el resto como medio para eludir las responsabilidades y el coste de los fallos no funciona. Al final, con esto solo se consigue falsear las relaciones con los demás, levantando un obstáculo para el crecimiento personal.
Culpar a los demás es un recurso al que acuden los pequeños frecuentemente. Su avance cognitivo y moral les impide entender la relevancia de responsabilizarse de sus actos y mucho más bien eligen por eludir el castigo cuando saben que han actuado mal. No obstante, asimismo hay muchos mayores que siguen mostrando esta clase de conductasen diferentes situaciones. No podemos permitir que absolutamente nadie nos haga sostenerle su carga. Para ello debemos ante todo detallar unos límites, y no permitir que nadie nos culpabilice por sus actos. Si lo hacemos caemos en el error de dejarnos manipular y acosar por alguien que no le importa lo más mínimo nuestras pretensiones, ni nuestro confort.
Toda Mujer Es Hermosa
La meta de estas personas es siempre aprovecharse de los demás, y poder lograr de este modo sus misiones personales. De esa manera eludimos en cierta manera las secuelas de esos fallos. Pero en el final es persuadirnos de algo irreal e intentar no afrontar la realidad, en tanto que nos genera un gran mal emocional. Cuando hemos recibido nuestro fallo o nuestros errores tenemos la posibilidad de comprender de qué manera arreglar ese daño, o al menos sacar valiosas lecciones de ello. Somos uno con el Dios que nos creó, entonces contamos todo el poder, solo en el momento en que nos distraemos de ese poder nos enfermamos, y esto afecta al universo porque la Creación es singular, no plural. Todas las puertas están abiertas en este preciso momento, la tierra solo espera que sembremos, el mundo nos va a dar todo lo que le pidamos, lo que debemos tener para recrearlo y devolvérselo.