En el segundo caso, por el hecho de que hay interés en predominar sobre otros. La soberbia precisa compararse, ganar y llevarlo a cabo muy aparente para otros. Se frecuenta confundir el orgullo con la soberbia, pero en realidad se trata de 2 realidades muy dispares.
Virtud cristiana que consiste en la moderación en las manifestaciones de nuestra persona, tanto en lo físico como en lo psicológico (discreción, facilidad, reserva, moderación, humildad). En el otro lado de la balanza estaría la falsa modestia que, según la experta, piensa de todos modos un plan artera del despiste orientada a destacar nuestras cualidades incidiendo sibilinamente en ellas, pero con una especie de sordina, con la apariencia de restarles importancia. Incluso desde la perspectiva de una marca personal, el orgullo es una estrategia emocional muy válida, con el propósito de proyectar los logros, bondades y ventajas competitivas de una forma cercana y contundente. Sentirnos orgullosos de lo que somos y conseguimos es positivo y saludable.
Mundo
Quien se comporta de esa forma es percibido como inofensivo y esto le evita celos, envidias y confrontaciones. En el mundo de hoy existen muchos individuos que son exageradamente competitivos. En verdad, las redes sociales nos han vuelto mucho más competitivos aún. Alguien que sea muy sencillo logra eludir esas tensiones. Si bien la excesiva altivez crea antipatía y levanta una barrera con el resto, la excesiva modestia tampoco da sitio a relaciones sanas, ni con los demás, ni con uno mismo. Quien resta valor a lo que es y lo que hace puede conseguir ciertos provecho, pero en cambio pierde opciones de reafirmarse y de conseguir el reconocimiento que merece.
Aunque su poesía es, ahora se ve, de marcado tono autobiográfico , pues para él vida y obra son inseparables, luchó cuanto pudo contra el subjetivismo y se distanció del ensimismamiento narcisista. El otro, el prójimo, el común o el pueblo formaron parte de su concepción cristiana de todo el mundo. («La idea de Dios —advirtió Enrique Baltanás— es completamente imprescindible en la filosofía de Antonio Machado».) Éste se dirigía «al vecino», «al hombre concreto», no a la masa. De ahí su proximidad (de casta le venía) al folclore, al flamenco y a la copla, al romancero y a la lírica popular. González le afirma partidario de «los métodos dialécticos».
Cómo Accionar Frente A Un Falso Modesto
Todo lo que nos cuesta trabajo y alcanzamos, merece el reconocimiento de nosotros. Asimismo es bueno compartirlo con los demás, como podríamos compartir una tristeza o una derrota. La opinión de los otros ha cobrado una relevancia inusitada. Lo mucho más aconsejable es no dejarnos invadir por ello y transformar nuestro criterio en el rasero con el cual nos medimos.
Mariano José Larra afirmaba que la modestia no es otra cosa sino más bien orgullo vestido de máscara. Aunque la humildad esté algo que se encuentra en la modestia, a mi entender son dos cosas completamente diferentes. Yo creo que la gente modestas, o quienes propagan la falsa modestia, de todos modos tienen temor a que los demás puedan tildarles de prepotentes o creídos. En el momento en que una cosa está bien llevada a cabo, pues está bien llevada a cabo y punto. Poniéndonos un tanto exagerados, hasta me atrevería a asegurar que la modestia solo nos puede ocasionar desazones. La modestia como virtud requiere cultivo del los pies en el suelo y de la prudencia en las manifestaciones de las propias cualidades.
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Para anticiparse a cualquier crítica extraña, que es lo que el orgulloso no es compatible. Se podría decir entonces que la excesiva modestia no es una señal de humildad, sino más bien de inhibición . Se teme a las reacciones de los demás y una forma de encararlo es mimetizándose, impidiendo ser visto. Es como si no se tuviera derecho a ser equivalente o mejor que los otros en algún aspecto.
Suele ser un genuino hijo de Satán, el mismo que “se precipitó a los infiernos por la fuerza de la gravedad”. No necesito recordarles que la apelación a la humildad forma una de las notas distintivas del lenguaje político de hoy. No obstante, justo es añadir que el hecho de que la modestia no vaya con mi carácter no significa que uno no sea humilde, que lo soy.
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Hay otros términos que asimismo hacen referencia al orgullo, como por servirnos de un ejemplo la altivez, la altanería, la arrogancia o la vanidad, al paso que logramos hallar términos completamente contrapuestos como por poner un ejemplo la humildad, la modestia o la facilidad. Siendo bastante modesto, o soberbio, se le otorga una relevancia desmedida a la mirada de los demás. En el primer caso, por el hecho de que se le teme y porque prima un sentimiento de vergüenza y de incapacidad para combatir su mirada.